La discapacidad no define a una persona ni su valor como ser humano. Las emociones que experimenta una persona con discapacidad son tan variadas como las de cualquier otra, y su vivencia es una parte integral de su identidad. La clave para una sociedad inclusiva es ofrecer apoyo, fomentar la accesibilidad y erradicar los prejuicios, para que las personas con discapacidad puedan vivir con dignidad, respeto y la oportunidad de realizarse plenamente.
